Lluvia fotográfica de Juan Guillermo Escobar
MONTADAS en cajas de luz hechas en aluminio, las imágenes de A mí la lluvia, como se titula la última colección de Juan Guillermo Escobar, ofrecen una visión alternativa del medio fotográfico y exigen una interacción permanente entre el espectador y la foto.
Inspirado por tres conceptos, este artista colombiano de reconocimiento internacional, expone un proyecto que se separa de la percepción convencional de la fotografía como relatora de historias.
Escobar utiliza dos conceptos básicos en la composición de sus obras, el primero de ellos se refiere a la idea de cómo se le puede añadir tiempo a una fotografía. “Las imágenes no son fácilmente identificables y requieren segundos más del espectador, forzándolo a tomarse su tiempo para leer los elementos de color, texturas e información”, afirma el artista con relación a cada una de sus piezas. El segundo, en cambio, alude a la intención de separar la fotografía de su función descriptiva, usándola como un medio completamente alejado del reportaje visual.
Así, la intención de Escobar es reconciliar la fotografía con la pintura, usando técnicas pictóricas que rompan la rigidez del diálogo entre los dos medios. Los elementos clásicos de la pintura, como la textura, la abstracción y la aplicación de los colores, se encuentran en estas imágenes fotográficas, como si fueran hechas con acrílicos y brocha, permitiendo que la luz y los objetos aparezcan menos rígidos y más abstractos que en su estado natural.
Reconciliando la pintura con la fotografía
Escobar usa de referencia para su trabajo la obra del artista David Hockney, el cual expone la idea de que “la fotografía es un medio con una inminente carencia de tiempo.” Esto alude al debate que cuestiona a esta técnica como un arte, puesto que tomar una buena imagen requiere 1/60 de segundo, mientras que una pintura, o una escultura, pueden tomarse años en completarse.
“Mis imágenes tienen la intención de hacer referencia a este tema cambiando la interacción del espectador con la foto. Esto sucede al no existir en la imagen un mínimo de elementos que nos den información del quién y en dónde aparecen en la foto”, sostiene el artista.
Esto nos introduce al tercer concepto de A mí la lluvia, el de reconciliar la fotografía con la pintura. Esta idea fue presentada inicialmente por el pintor Gerald Richter, quien en su trabajo utiliza el movimiento y la composición típicos de la fotografía, pero aplicados a la presentación de sus pinturas. Las imágenes de Escobar proponen lo contrario, ya que al usar elementos característicos de la pintura, permite que la luz y los elementos en la foto aparezcan con un aspecto abstracto y natural a la vez.
Estos conceptos interactúan constantemente entre ellos y se fusionan en el resultado visual de la instalación fotográfica, convirtiéndose en ideas completamente dependientes la una de la otra para existir. El resultado final es un grupo de imágenes coherente que requiere un tiempo y una interpretación alternativa de los observadores, demandando una interacción con el contenido y la luz proyectada por cada una de las imágenes.
El artista
Entre los premios otorgados a Juan Guillermo Escobar están incluidos la mención honorífica de 2008 y 2009 del International Photography Awards, y su publicación por ser finalista en el libro Best Photography 2009 en los Estados Unidos. En 2004 recibió el Deans Purchase Award del Museo de Arte Lowe en Miami y el año anterior fue finalista nacional en Estados Unidos por la Mejor Fotografía Universitaria 2003.
Recientemente, sus obras han sido expuestas en la Bienal de Ámsterdam en 2009, en Capítulo 2 de la Asociación Fotográfica de Londres en el 2008, en la Galería 1839 de Londres en el 2008, y en la Galería Picasso Mio en Madrid en el 2007.
Las 13 abstracciones de color y luz, cada una de 56 x 83 x 9 centímetros, demuestran cómo estos tres conceptos interactúan constantemente entre ellos y se fusionan en el resultado visual de A mi la lluvia.