UNA “CULTURA” QUE TOMA FUERZA EN COLOMBIA El anime manga es más que una expresión artística
Aunque su origen fue para darle una opción de literatura diferente a los adultos, en la actualidad su cantidad de géneros cubre todas las edades
PARA ENTENDER la animación japonesa hay que tener claro que se divide en dos partes: el manga y el anime. El manga es un libro de caricaturas que se lee de derecha a izquierda y comienza de atrás para adelante. Tiene una serie de entregas, igual que los comics occidentales.
Por su parte, el anime son las mismas historietas pero llevadas a la televisión.
La principal característica de este género es que los dibujos de los personajes tienen ojos grandes y cuerpos casi esculturales, en donde sobresale la anatomía humana en todo su esplendor.
Tanto en el papel, como en la televisión, el manejo que se le da a los planos es en cámara lenta y por lo general, la temática está relacionada con casos de la vida real. Prueba de ellos son conocidas series de televisión como Candy Candy y Supercampeones, entre otras.
Historia del manga
Este tipo de animación japonesa data del siglo XVII , pero llegó al mundo occidental a finales de los años 60, cuando Osamu Tezuka le dio movimiento a los mangas y los llevó a la televisión, con el objetivo de hacerle competencia a las series de animación occidentales. Tezuka le añade a estas historietas planos y movimientos de cámara que se usaban en el cine por esa época.
En Colombia incursiona este nuevo tipo de animación en los años 80 con la famosa serie Astroboy. Dado su éxito, comenzaron a llegar más series como Meteoro, Mazinger Z, Candy Candy, etc.
Por esa época era muy poco lo que se conocía del manejo de estas series en Japón y se catalogaron como programas infantiles sin serlo, por lo que desde ese momento ha causado una gran polémica, ya que muchos de sus contenidos son dirigidos para adultos, pero se presentan en horarios familiares.
Los seguidores
A raíz del auge de estas series en Colombia, aquellos niños que crecieron viéndolas, crearon un movimiento alrededor de este tipo de arte y fundaron clubes de fanáticos donde se realizan cine foros en las universidades y otros centros culturales.
Uno de estos casos es el grupo Sekai Anime conformado por estudiantes de la Universidad de la Sabana, que semanalmente realizan proyecciones para todos los amantes de este género.
Los otakus colombianos, en japonés la palabra otaku se utiliza para denominar a una persona que es fanática de algo, se han encargado de promover el anime con proyecciones de películas y venta de artículos originales de las series. Este es el caso del grupo Daigaku Manga que lo conforman estudiantes de la Universidad Nacional, los cuales anualmente realizan festivales, congresos y foros con el fin de mostrar este arte en toda su expresión al público bogotano, y desde el año 2002 tienen a la venta una revista mensual llamada Zenku, en donde se puede encontrar toda la información de la evolución del anime manga en Colombia.
“El ser fanático del anime no es sólo seguir una serie, es vivir por el anime, sentirlo, es investigar acerca del trasfondo real de la historia que se está siguiendo”, expresa Jorge Martínez, un afiebrado otaku.
Algunas de las series que son proyectadas en la televisión son llevadas al cine y se convierten en sagas de hasta cuatro o más películas. Este es el caso de Caballeros del Zodiaco, que en la pantalla gigante tuvo cuatro continuaciones.
Así mismo, han surgido clubes o lugares donde los fanáticos de este género pueden aprender a dibujar manga. Según Liz Mogollón, quien tiene un taller de dibujo en Bogotá, “lo que caracteriza principalmente a este tipo de animación son los trazos simples que se manejan, ya que éstos no sólo embellecen las figuras que se hacen, sino que su elaboración es fascinante”.
Los cursos para aprender a dibujar manga no son largos, por el contrario, tienen una duración máxima de un mes y su costo no supera los cuarenta mil pesos. Tan sólo son necesarios un buen juego de lápices, colores, papel e interés por esta expresión artística para empezar a dibujar.